¿Quién soy?
Hace nueve años creía que estaba en la mejor etapa de mi vida a nivel profesional, pues trabajaba para una empresa muy importante. Sentía que había llegado al lugar indicado, que estaba en el momento que cambiaría mi vida y que cumpliría lo que siempre había soñado.
Y por supuesto que ocurrió un cambio; fue el comienzo de la desconexión espiritual más grande que haya vivido. Permití que todo pasará por encima mío, porque sentía que así debía ser.
Gracias a unos maestros de vida logré sacar la tristeza y la desilusión que me agobiaba.
¡Créeme, nunca me había sentido así!
Fueron varios años en los que pensé que las personas a mi alrededor tenían la culpa de como me sentía y busqué afuera todo lo que no quise ver en mi interior. Cuando todo llegó a su límite, mi alma pasó una noche muy oscura y creí que nada tenía sentido.
El aferrarme a un salario no me permitía ver lo que realmente el universo quería mostrarme. En ese momento los ángeles llegaron a mi vida y me mostraron otro camino.
Lo que había construido no era lo que realmente necesitaba. ¡Todo se derrumbó!
Te estarás preguntado, pero si empezaste a trabajar con los ángeles, ¿cómo es que todo se derrumbó?
¡Pues, así fue!
Comencé a trabajar con los ángeles y me responsabilicé de mis actos. Era consciente que debía sanar muchos temas de la infancia y la adolescencia.
Los ángeles estuvieron ahí para ayudarme a entender y comprender. Y lograron que yo viera la luz, de la que por mucho tiempo huí.
Durante este proceso se destruyó todo lo que no me permitía avanzar, aquello que no me pertenecía. Todo lo que no tenía solidez se desmoronó, se derrumbó, como un castillo de naipes.
A partir de ese momento hay un antes y un después en mi vida. Los ángeles me ayudaron nuevamente a conectar con mi esencia, con mi ser, con mi interior, a reconocer y abrazar mis sombras, a hacerme cargo de mi misma y a comprender que nuestra misión en esta vida es elevar la consciencia.
Me rendí ante el Padre, pidiéndole que fuera él quien guiara mis pasos, me abriera las puertas, me colocara donde debía estar. ¡Y así fue!
Hoy, ALMA OFICIAL, es el resultado de ese cambio en mi vida. Y así como tuve esa ayuda divina que me sacó de la oscuridad, hoy quiero tomarte de la mano y decirte que sí se puede vivir una vida plena, bendecida, feliz y tranquila.
